Alfonso Tealdo Simi

Alfonso Tealdo (1914-1988)
Para quienes conocen del periodismo peruano, el nombre de Alfonso Tealdo trae a la mente acalorados debates, profundos reportajes y exploradoras entrevistas que investigaban las profundidades de las mentes más interesantes de la coyuntura nacional, mientras los ponía a prueba y bajaba a un plano en el que el hombre del día a día podía conectársele.

Tealdo es el periodista referente por excelencia, habiendo dejado su huella y marcado un estilo que hasta el día de hoy es irremplazable. El genio alcanzó el éxito en todas las facetas que desarrolló y encontró en el avance de los medios de comunicación la entrada a nuevas formas de hacer periodismo que atraiga a la gente.

Desde joven demostró el don de la escritura y una prosa limpia, combinado con una extrema curiosidad, lo llevó a involucrarse con el mundo de las letras y el periodismo. Una vez egresado, escaló rápidamente en el medio, gracias también al apoyo de sus maestros y conocidos. Antes de los 30 años podía considerarse un periodista consagrado, de amplia experiencia y un futuro más que prometedor.

Trabajó para el diario “La Prensa” un buen tramo de su inicial carrera, inaugurando ahí su columna “El Mirador”, que lo acompañó a todos los diarios en los que ejerció el oficio. Durante su estadía en  “La Prensa” también se dio uno de los sucesos más discutidos de su carrera: la entrevista al cineasta Orson Wells. Un hecho casi mitificado, se decía que ni el propio Tealdo, algo pasado de copas, recordaba realmente el final de la entrevista ni haberla entregado a sus superiores en el diario. Lo cierto y comprobable es que la conversación entre los personajes, que puede haber sido conducida a través del lenguaje que dos personas desarrollan en momentos de ebriedad, si se dio, siendo publicada el cinco de Agosto de 1948.

Tras el éxito de este diario, pasó a las filas de la Revista Turismo, desde las cuales compuso el estilo de entrevista-reportaje que lo volvería referente para futuras generaciones. Con un Premio Nacional de Periodismo bajo la manga, se embarcó en un viaje a México, como agregado cultural de la Embajada Peruana.

Dos años después regresó al Perú, desencantado de las pericias del trabajo diplomático y decidido a construir un periodismo que lo haga llegar al público para el cual él quería crear periodismo. Dirigió cortamente la exitosa revista deportiva “Equipo”, que le sirvió de ensayo para sus futuras venturas.
En 1948, junto a Angusto Belmont, funda Gala, una revista para ilustrados y las altas élites de la sociedad, público representado en su lema: "Órgano suntuoso de la vida social y de la moda, y vehículo refinado del artes y las letras". La revista fue pionera en técnicas y uso de materiales de mayor calidad para impresión, pues cargaba la publicidad de bastantes marcas exclusivas; sin embargo, está misma cualidad terminó disparando sus precios a cantidades insostenibles para el público, generando su cierre.

A la par, dirigió momentáneamente el bisemanario Jornada, designado mandatoriamente por el Gobierno a cargo.

En 1949 dirigió “Ya!”, revista que tuvo una gran acogida. Pese a ello, decidió alejarse de la directiva y fundar seguidamente “Pan”. En esta revista, Tealdo calibró todos sus esfuerzos para convertirla en un éxito. Lastimosamente, no pasó de las 18 ediciones.

El paso a la siguiente década le cayó como guante, pues los avances tecnológicos como la radio y la televisión abrieron las comunicaciones a niveles y formas de masificación que la prensa escrita no había abarcado. De esta manera, comenzó como redactor de guiones radiales, aunque poco tiempo pasó para que se encontrará frente a frente con los micrófonos.

A penas la televisión comenzó a expandirse la volvió suya, recobrando su ágil estilo entrevistador, y  acaparando las pantallas con programas que el público amaba. Comenzó en noticieros como “El Panamericano”, para luego conseguir sus mejores momentos en “Pulso”, “Mesa Redonda” y “Tealdo Pregunta”.

Convertido en un personaje de las masas, no faltaron los detractores de su estilo, ni quienes lo aprovechaban para hacerse un lugar en la atención del público parodiándolo o imitándolo.

Lastimosamente, casi todas estas imágenes están perdidas en los almacenes de canales que en su época pasaron por un momento de gloria.

No dejó a la prensa escrita olvidada,  pues, finalmente, Tealdo es y será siempre uno de los mejores exponentes de la prosa periodística del país. Durante estos años colaboró en más de un ocasión con importantes diarios y revistas, como “Caretas” y una de sus primeras casas: “La Prensa”. Dirigió también “El Comercio”, emblema histórico del periodismo nacional.

Tras su partida, la figura de Tealdo se ha perdido en la historia. Culpables somos los periodistas que poco reconocimiento le hemos dado a uno de nuestros grandes. Pero también los medios, que al dejarse llevar por los ratings y demás medidores de masificación, han convertido el oficio en un concurso de popularidad.

Un concurso en el que personajes como Tealdo, con su estilo implacable y mordaz, no lograrían brillar por sus verdaderos dotes ni condiciones.

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